Texto y Comentario #1

"La química estudia la interacción que tiene lugar en la parte más externa de las especies más pequeñas que conforman la materia. Dichas especias son los átomos, las moléculas (constituidas por átomos) y los iones, que forman parte de una disolución o de un cristal. Por extensión, el estudio de las especies originales (reactivos) y las producidas en tales reacciones también constituye el interés de esta ciencia. Más allá de esta definición general, la sociedad suele hablar de la química desde distintos puntos de vista. No es nada raro oír a alguien decir: "existe química entre ellos", aludiendo a que, entre dos personas existe un alto grado de comprensión o reflejando la atracción que experimentan. En ambos casos se podría decir que el empleo de la palabra química tiene connotaciones afectivas.

Otra expresión harto frecuente, aunque esperemos que cada vez menos, es aquella en la que, refiriéndonos a un vino, alguien dice: "Este vino tiene química". En este caso queda implícito el mensaje de que algunos polvitos se le han echado al vino...; esos compuestos misteriosos con los que suele andar el químico. Evidentemente, la valoración de la química en este caso es penosa, y mejor no hablar del encargado de tal proceder. Mas lo peor es ignorar que, efectivamente, el proceso de elaboración del vino requiere una reacción química (la fermentación) productora de los maravillosos caldos que acompañan nuestras comidas o nuestras charlas.

El hecho de que un pariente lejano y antiguo, como lo fue el alquimista, anduviera con sus pócimas en la recoleta y, en ocasiones, secreta estancia llena de retortas, frascos, alambiques y útiles de ignota valía, persiguiendo la consecución de la materia pura, realizando un esfuerzo físico e intelectual que conllevaba un enaltecimiento espiritual, acabó construyendo, con el paso de los tiempos, una figura mítica tan atractiva como desconocida. Aquella figura pre científica quedó recluida en su cueva... Por otra parte, el que la propia actividad química pertenezca al mundo de lo invisibles (microscópico), ha sembrado en el inconsciente colectivo la idea de que nunca se sabe muy bien qué es lo que hacen los químicos. Así, la consecuencia de la actividad del químico es para el profano una incógnita; y esta se torna en sorpresa cuando se consigue en el laboratorio algún material con propiedades de alto interés: de la nada surge lo maravilloso o lo muy esperado.

Esto último es lo que sucedió cuando el químico obtuvo, en el primer cuarto del pasado siglo XX, una clase de substancias que presentaban propiedades extraordinarias. Se trata de materiales física y químicamente inertes (estables, poco reactivos), con una alta resistencia a la fricción, algunos de los cuales poseían propiedades refrigerantes insospechadas hasta el momento. En fin, en aquella época de los llamados felices años veinte, la química también participó en la eclosión de la industria moderna. La producción de equipos frigoríficos crecía de manera incesante; se vivía en los albores de lo que hoy conocemos por "la sociedad del bienestar". Medio siglo después, la comunidad científica internacional pudo concluir que los compuestos clorados (del cloro) y fluorados (del flúor) eran los causantes de la progresiva desaparición de ozono en una zona de la atmósfera situada sobre la Antártida. ¿Cómo pudo haber pasado tal cosa? ¿Cómo alguien mínimamente responsable puede atentar así contra la humanidad y la vida del planeta? Pues no, no hay la menor justificación, mas, en aras de una mejor comprensión, relataré brevemente lo que sucedió.

La tragedia nace cuando se considera a estas moléculas como inertes. Efectivamente, lo eran. Lo eran en el laboratorio donde se habían sintetizado. Sin embargo, no se especuló con la posibilidad, como así ocurre, de que las más volátiles pudieran alcanzar las capas más bajas de la estratosfera después de un vuelo que puede durar en torno a una decena de años. Pues allí, una vez atravesada la capa de ozono en sentido ascendente, estas diminutas moléculas son destruidas por los rayos ultravioleta de mayor energía. Como producto de esta descomposición, surge el cloro atómico, que posee una elevadísima reactividad debido a su tendencia a completar su capa electrónica externa, por lo que comienza a reaccionar con las especies moleculares vecinas y, por consiguiente, a destruirlas. Entre estas especies vecinas está el ozono, el salvaguarda de la radiación ultravioleta más enérgica procedente del sol.

Ni que decir tiene que el químico ha entonado un "mea culpa" compartido con la sociedad que le demandaba esos productos que le permitían desodorizarse con mayor comodidad, refrigerarse a conveniencia, llevar el pelo más bonito que un San Luis, aislar sus viviendas del frío, obtener piezas para la industria con propiedades insospechadas hasta el momento. La demanda de los mencionados compuestos de cloro, flúor y carbono, los CFC, fue tal que la emisión de CFC hacia la atmósfera llegó a multiplicarse por cuarenta al cabo de dos décadas.

Valga lo anteriormente narrado para detenernos a reflexionar sobre el papel que juega el hombre en normal y maravilloso equilibrio de lo que nos rodea"

Juan de Dios Casquero (2001) "Hablando de Química" (Adaptación)



COMENTARIO DE TEXTO

1.- ORGANIZACIÓN
Estamos posiblemente ante un texto científico con rasgos humanísticos, el cual contiene un lenguaje especializado y culto, y donde se explica el problema que se ha generado a nivel global con respecto a la experimentación química, remontándose históricamente hasta las primeras prácticas de estas ciencias y llegando hasta nuestros días.

Su estructura de contenido tiene una articulación interna en tres partes, en las cuales se expone la polisemia existente con un concepto determinado (la química), tomando de éste su sentido estricto (el de la ciencia), y aplicándolo en un contexto histórico determinado, para posteriormente realizar una reflexión acerca del impacto que esta ciencia ha tenido en toda la humanidad y el que seguirá teniendo para las futuras generaciones.

La primera parte abarca los dos primeros párrafos y expone la idea de que el lenguaje que se utiliza puede tener múltiples significados o puede ser aplicado a distintas situaciones y en diferentes contextos.
Tal es el caso de la química que, o bien puede relacionarse con el ámbito de las ciencias puras, o bien puede utilizarse de forma cotidiana para designar elementos comunes, tales como un vino o el tipo de sensaciones recíprocas que dos individuos pueden experimentar.

En la segunda parte, que va desde el segundo hasta el sexto párrafo, podemos distinguir dos sub-partes; una en la que se hace una introspección en los fundamentos históricos de la ciencia y la segunda que parte de la realidad actual.

En el primer apartado, que se corresponde con el tercer párrafo, el autor se remonta al origen de dicha ciencia para explicar el entorno en que comenzaron las primeras experimentaciones con sustancias y que dieron pie a la química actual. Describe con un relativo detalle el tipo de habitación donde se realizaban dichas actividades así como el tipo de vida que llevaban los alquimistas de esa época. Desde la vida casi ermitaña que llevaban estos antiguos químicos, y siendo que sus estudios se referían a objetos y sustancias invisibles a simple vista, se llegó a desconocer – con el paso del tiempo- cuál era el objetivo de estos científicos.

Dentro de la segunda sub-parte, que va desde el cuarto hasta el sexto párrafo, se resalta principalmente la reflexión y crítica que realiza el autor respecto de los "avances" de la ciencia y su situación actual.

En los comienzos del siglo XX, los avances científicos, y en particular en la industria química, fueron importantísimos. Se consiguieron ciertas sustancias que resultarían relevantes para la industria, tales como los resistentes a la fricción, utilizados posteriormente para la industria frigorífica. Pero, así como fueron beneficiosos, fueron en gran medida perjudiciales, en tanto que los componentes que resultaban de dichas mezclas no eran estáticos sino que se elevaron hasta determinadas capas de la atmósfera dando por resultado el problema de la capa de ozono.

Para finalizar, el séptimo párrafo se corresponde con la última parte del texto y transmite la finalidad del autor, en cuanto que realiza una reflexión propia e invita al lector a seguirle, volviendo mentalmente sobre los pasos que ha dado la humanidad y cómo, muchas veces sin quererlo, se ha perjudicado el entorno que todos los seres comparten.

La organización del texto sigue un orden inductivo, ya que la idea principal se encuentra en la última parte (el problema de las emisiones químicas en la atmósfera).

Su estructura temática está entrelazada de forma lineal ya que históricamente comienza remontándose a los orígenes de esta ciencia para luego llegar a nuestros días, pasando por lo bueno y lo malo que dicha evolución ha dejado.

2.- RESUMEN
La lengua castellana es muy rica en cuanto a variedad de palabras y de significados que una misma palabra puede tener. Éste es el caso del término "química" que puede significar un concepto técnico ("ciencia que estudia cierto tipo de interacciones") o la noción de algo más coloquial ("este vino tiene química").
Desde la primera acepción, se puede remontar el concepto hasta la antigüedad, en donde los alquimistas realizaban las primeras combinaciones de sustancias con determinados objetivos. Esos tiempos podrían considerarse como el comienzo de la carrera de la química, la cual no ha parado hasta nuestros días, y en la cual se han descubierto elementos y obtenido resultados de ellos que revolucionaron sectores de la sociedad. Pero no todo ha sido bueno, y por el contrario, ha resultado ser dañino no sólo para el hombre, sino para todo el entorno, y lo continuará siendo durante décadas.

3.- COMENTARIO CRÍTICO
La mayoría de lenguajes hablados en el mundo son ricos en cuanto a la cantidad de conceptos que se pueden manejar con ellos y en cuanto a las acepciones que de una misma palabra se pueden encontrar. Éste concepto es aplicable, desde un punto de vista estricto, al ámbito de la ciencia, que estudia las diversas interacciones que suceden entre los átomos, las moléculas y los iones.

Desde la antigüedad, el anhelo por descubrir el porqué de muchas cosas, llevó a los alquimistas a experimentar continua e incluso desesperadamente ("persiguiendo la consecución de la materia pura"). De hecho, los precursores de los químicos actuales llevaban una vida retirada del resto de la sociedad ("en la recoleta"), a tal punto que la gente desconocía cuál era su función y en qué se basaban sus experimentos.

Hasta principios del siglo XX, se desconocía este tipo de hechos, aunque fue a raíz de descubrimientos que resultaban útiles y aplicables a determinados sectores industriales, que el trabajo de los científicos se fue dando a conocer.
Si bien al principio fueron revolucionarios los descubrimientos en esta materia y se les considera como el punto de partida de la industria moderna, poco a poco se pudo observar que los hechos que en un laboratorio eran inofensivos, una vez liberados en la atmósfera tenían efectos devastadores. Pero, para ello, ha tenido que pasar más de medio siglo, y entretanto se ha ido perjudicando el entorno de forma irreversible.

El texto induce a pensar en cómo ha afectado la evolución de la ciencia, no sólo en el ámbito humano, sino globalmente, y en cómo repercutirá en nosotros y en las futuras generaciones, lo que los científicos anteriores han hecho. También se debería reflexionar acerca de la seguridad de los laboratorios y en cuántos "accidentes" más habrán pasado y que no han sido comunicados al mundo.

Para iniciar el análisis del texto, se indicará que desde el punto de vista pragmático, la finalidad del autor, no ha sido sólo la de exponer unos hechos sino la de hacer reflexionar al lector acerca de si en realidad ha resultado rentable para la humanidad la evolución de la química.

La función lingüística utilizada es la referencial ya que se está poniendo más énfasis sobre el contexto, además de tratar sobre sucesos reales y comprobables. El mensaje que se intenta transmitir puede ser verificable.

La forma del mensaje es expositiva, puesto que trata de hechos enfocados desde una perspectiva actual y desde ésta se realiza una conjunción con los hechos originales ocurridos en el pasado y una reflexión de las posibilidades de futuro.

A nivel morfosintáctico abundan las construcciones en tiempo presente (por ejemplo, "el que la propia actividad química pertenezca al mundo de lo invisible, ha sembrado en el inconsciente colectivo…", o "La tragedia nace cuando…") y las construcciones impersonales. El lenguaje es denotativo, se centra en el objeto del tema y emplea términos básicos, aunque al principio se trata el concepto principal ("química") con un enfoque denotativo.

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